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Historia de un amor

Cuando nos fijamos en una persona, vemos un cuerpo, unas curvas, un bonito trasero. Cuando avanzamos en conocer a esa persona vamos modificándonos, vamos adaptando nuestra personalidad a la suya. Llega ese punto crucial en el que queremos ir mas allá de las meras formalidades y una simple mirada se transforma en un simple beso, y ese beso en un bonito abrazo, pero el abrazo es cálido y la carne nos abrasa, se quema la ropa y esos cuerpos tímidos que se clavaban los ojos se unen y forman uno, la pasión nos une y nos envuelve en actos desenfrenados. Esos actos se repiten y se repiten hasta que el amor o algo parecido aflora, y entonces, solo entonces los actos comienzan a ser sentimientos que se entrelazan y tienen un sentido oculto, esa comunicación interpersonal se convierte en un "nosotros" y aquí interviene ese arma de doble filo que son los sentimientos mutuos. Y un remolino de contradicciones se vierten lentamente. El "nosotros" comienza a ser un &q

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Ese erótico momento de besos, caricias y abrazos se convierte en la lujuria pura de arañazos, gritos y sudor. Ese instante puro en que su cuerpo deja de ser amado para ser utilizado y esa sensación de deseo ardiente que se apodera de cada uno. El lado oculto que no debe ser ocultado, el punto tabú de la persona, el lugar prohibido para las palabras y el lecho de los pecados capitales. Un golpe de reloj,  un tictac camuflado de gemidos y de aliento, movimientos cautivados e imperfecciones perfectas, donde no importa el como, el donde, el cuando e incluso el quien... donde lo mas importante es tener el clímax final. Tu, yo el mundo incomprendido que tras el velo de la decencia oculta la mas pura versión salvaje de uno mismo, el mas puro sentimiento primitivo que nunca vuela. Esa extraña parte frágil y escondida.
A veces te miro, te siento, te añoro A veces me pregunto por qué, por qué si, por qué no A veces rio, a veces lloro, o sigo indiferente A veces cuento las horas, los minutos, y segundos A veces creo en ti, en mi, en los dos, en ninguno A veces incluso creo que te quiero...
Son dos cuerpos desnudos en la hierba, que acompañan el rugido del silencio, el oleaje del viento y el sentir de la naturaleza rozando sus espaldas. Son dos cuerpos enamorados desde la más tierna infancia, y que comparten su vida hace años, confidencias, experiencias, e incluso las arrugas de sus pieles resentidas por el paso del tiempo, que es implacable. Ella, con la triste enfermedad del olvido y él con la simple alegría de tenerla día a día. Los dos juntos como han estado los últimos 70 años, mueren lentamente desnudos en la hierba.

Triste

Hoy estoy melancólica y confusa por que me han susurrado al oído que tu corazón me pertenece, y sinceramente no se que hacer con el. Creo que si lo guardo en un cajón corre el peligro del olvido y antes prefiero olvidar mi vida, por otro lado podría jugar con el tal como hace un niño con su juguete nuevo, pero podría partirse y moriría sin el... así que he tomado la decisión de dejar que tu tengas el mio y que tu decidas que hacer con ambos. (tengo que decir que no me gusta este texto pero necesitaba soltarlo)