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Historia de un amor



Cuando nos fijamos en una persona, vemos un cuerpo, unas curvas, un bonito trasero.

Cuando avanzamos en conocer a esa persona vamos modificándonos, vamos adaptando nuestra personalidad a la suya.

Llega ese punto crucial en el que queremos ir mas allá de las meras formalidades y una simple mirada se transforma en un simple beso, y ese beso en un bonito abrazo, pero el abrazo es cálido y la carne nos abrasa, se quema la ropa y esos cuerpos tímidos que se clavaban los ojos se unen y forman uno, la pasión nos une y nos envuelve en actos desenfrenados.

Esos actos se repiten y se repiten hasta que el amor o algo parecido aflora, y entonces, solo entonces los actos comienzan a ser sentimientos que se entrelazan y tienen un sentido oculto, esa comunicación interpersonal se convierte en un "nosotros" y aquí interviene ese arma de doble filo que son los sentimientos mutuos.

Y un remolino de contradicciones se vierten lentamente.

El "nosotros" comienza a ser un "tu y yo" y tras esto un "tu" y un "yo" y así, estos dos extraños que veían un cuerpo, unas curvas y un bonito trasero vuelven a ser eso... Extraños. 

Y así la vida pasa y esta misma historia se repite continuamente en todos y cada uno de los individuos que día a día se fijan en sus curvas, se amoldan a sus sentimientos y convierten un "nosotros" en simplemente un "yo".


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